martes, 19 de marzo de 2013

El padre

A menudo ausente, viajando o trabajando hasta tarde, participaste menos de mi infancia de lo que seguramente hubieras querido. No recuerdo haber jugado mucho contigo, ni te recuerdo sentado conmigo haciendo los deberes. Querías poder ofrecernos todo aquello que tu no tuviste, comodidad económica, una buena educación, la oportunidad de viajar y de aprender idiomas. Luchaste por prosperar, por hacer que en nosotros se cumpliesen todos los sueños incumplidos de tu infancia. A menudo, estabas ausente, si.. pero solo físicamente porque tu fuerza y tu tenacidad estaban siempre presentes, en el entorno cálido y seguro que nos brindabas. Escogiste a la mejor para cubrir tu ausencia y ella se encargó de que nunca faltara el cuidado y el afecto... y, cuando volvías a casa, siempre cargado de regalitos y sorpresas, tenerte era una fiesta!

Ahora que tengo hijos, imagino lo duro que debió ser perderte tantas cosas y el sacrificio enorme que debieron suponer las horas de trabajo sin fin que, en ocasiones, te mantenían alejado de nosotros. No vivo tus ausencias con amargura, sino todo lo contrario, con agradecimiento. Me hace pensar en que la paternidad, y la maternidad para mucha gente significan sacrificios.

Tus nietos te han dado la oportunidad de recuperar algunos de esos momentos y te he visto feliz en tu papel de abuelo. 

Has sido un ejemplo constante de generosidad, de superación y de lucha. Gracias papá! y feliz día..