jueves, 16 de mayo de 2013

El final



Sentada en el viejo sillón, esperó a que sonara el timbre. En la pequeña maleta que tenía a sus pies, le había cabido la vida entera. No quería  pensar en nada, no quería recordar nada... solo esperar. Le dolían los huesos, tanto que moverse resultaba ya casi imposible, le dolían los dientes, los pocos que ya le quedaban, le dolían las manos, las piernas, le dolía también el alma y la soledad.. la soledad, sobretodo, le dolía mucho.

 Apenas se reconocía en la foto que colgaba de la pared. Una novia bonita y sonriente posando junto a un hombre que la quería. Miró a su alrededor, las viejas paredes descascarilladas albergaban las risas de su hijo y la voz de su marido pidiéndole la cena después de un largo día de trabajo en el puerto. Voces ya calladas hacía tantos años....

Llamaron a la puerta... los hombres de blanco ya estaban aquí. Se despidió en silencio de su vida entera y una sola lágrima rodó por su mejilla.