Es curioso como, día a día, apenas nos damos cuenta de los cambios que suceden en nuestras vidas. Realmente solo cuando, en un momento de nostalgia o que dedicamos al recuerdo, volvemos la cabeza atrás, percibimos que en realidad nada ha permanecido igual.
El tiempo que nos mueve hacía delante lo transforma todo.... nuestros rostros, nuestras circunstancias, nuestra manera de enfocar todo lo que nos rodea de una manera casi intangible. Minutos, días, horas encadenadas segundo a segundo componen al final eso que llamamos vida.
En la infancia y en la juventud el tiempo viaja siempre por delante y apenas nos volteamos a mirar hacia atrás. Actúa como una potente corriente que nos arrastra hacia adelante. A medida que maduramos, cada vez deviene mas importante lo ya vivido. Lo llamamos experiencia. En la vejez, cuando el futuro es apenas una anécdota, la vida se convierte en el conjunto de tiempos pasados, de momentos pequeños que se han convertido en grandes recuerdos, que a los ancianos a menudo les gusta contar, una y otra vez, como si a fuerza de repetirlos muchas veces pudieran revivirlos en todo su esplendor.
El tiempo, cada instante, es un trozo de vida... El tiempo, ese factor tan importante y a la vez intangible, es todo sin ser nada.
Que bonito mamá :)
ResponderEliminarGracias, hijo!!!
ResponderEliminarQue bonito :) A veces me pongo a pensar también en ese que en realidad no existe y lo llaman tiempo.. pienso en lo rápido que pasa a veces, en cuanto desearía volver para atrás.. Como dices en la frase final..es todo sin ser nada... :) me gusto mucho tu blog.. te sigo :)
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