martes, 1 de septiembre de 2015

Las palabras jamás pronunciadas


Él la veía pasar todas las mañanas por el camino de adoquines que bordeaba la zona verde que se extendía delante de facultad. Mientras fingía leer unos apuntes o charlar animadamente con sus amigos, la observaba casi sin aliento:  la liviandad de su paso, su pelo a menudo alborotado por el aire, su sonrisa, siempre puesta. Parecía tan lejana, tan perfecta, tan inalcanzable. Hubiera querido decirle tantas veces que esperaba cada día en el mismo lugar para verla pasar, que deseaba tanto hablar con ella, pedirle que tomaran juntos un café... nunca lo hizo.

Ella aceleraba su paso siempre que se acercaba a la verde extensión de hierba en frente de su facultad. Su pulso, anticipando el momento, latía mas rápido. Podría haber cogido un camino más corto, pero anhelaba verlo cada día sentado allí, charlando con amigos o, en ocasiones, solo.. hojeando unos apuntes o un libro. Parecía tan cercano, tan humano, tan tangible.  Deseaba acercarse, sin mas,  preguntarle su nombre y decirle que le encantaría tomarse un café con él... nunca lo hizo.

El tiempo pasó pero ninguno pudo olvidar las manos que no entrelazaron, los besos que nunca se dieron, las palabras jamás pronunciadas.






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