Amor del bueno

He leído una historia en el muro de mi amiga Marta Andreu y me ha encantado. Aquí os la dejo re-editada, junto con una reflexión de mi propia "azotea".


Un hombre octogenario llega al médico a primera hora de la mañana. Se le nota nervioso y mira el reloj constantemente. Al ver al doctor, le dice que tiene mucha prisa y que necesita salir de la consulta pronto porque tiene una cita importante. El médico, intrigado, le pregunta que si tiene que ver a otro doctor. A lo que el viejito le responde:


No doctor! Tengo prisa por llegar al geriátrico para desayunar con mi mujer, como cada día. Hace cinco años que está ingresada con Alzheimer. Ya no se acuerda de mí, ni de nuestros hijos.. una lástima!


Entonces- le responde el doctor- si ella ya no le reconoce.. ¿porque es tan importante para Ud. desyunar con ella cada mañana?


Ay doctor!! - le dice el viejito- porque yo SI la reconozco a ella y la sigo queriendo como siempre.

Conmovedor no?? En un mundo en que todo parece de usar y tirar, dónde lo nuevo siempre es mejor que lo antiguo, es bonito pensar que hay cosas que no cambian. El "amor" es una de ellas. Cuando el amor, ya sea entre un hombre y una mujer, entre dos amigas, entre un padre y sus hijos, entre un abuel@ y sus nietos, es de esta manera entonces es capaz de saltar cualquier obstáculo para permanecer fuerte, inamovible, imperecedero. Y estos valores inamovibles son los que dan cordura a este loco mundo.. no os parece?